¿Es importante el servicio al cliente?
Quienes han ya leído
varias entradas imaginarán que la respuesta que voy a dar en esta
entrada no va a ser tan lineal.
Siempre nos sorprende lo
mal que atienden las compañías telefónicas a sus clientes
particulares. Esperamos eternamente a que alguien nos atienda, nunca
solucionan nada, etc. Evidentemente a estas empresas no consideran
importante el servicio al cliente. Pero esta percepción cambia cuando vemos cómo tratan a otros canales.
Cuando me mudé al
departamento en el que estoy hoy, contraté los servicios de mi
empresa telefónica, pero en lugar de hacerlo como particular lo hice como PyME. Lo que más me asombró es lo que
mejoró el servicio al cliente. Claro que no era perfecto, porque
cuando tuve un problema un poco atípico, entonces me tomó semanas
solucionarlo. Pero en general fue muchísimo mejor que el que había experimentado antes como cliente particular.
Para poder comprender qué es lo que sucede, debemos tener en claro que el servicio al cliente no
es una necesidad legal, ni siquiera un requerimiento del negocio. Es parte de
nuestra propuesta de valor. Por eso, la importancia del mismo radica
en si es efectivamente una parte de esa propuesta o no. Si mi propuesta pasa por
ofrecer un servicio económico, entonces mi área de atención al
cliente será tan reducida como lo permita la operación.
En la anécdota con la
que abrí el post, podemos ver que esta empresa telefónica tiene al
menos dos niveles de atención al cliente: uno para los particulares,
que en Argentina no tienen opción y son clientes cautivos y otro
para las empresas, que pueden recurrir a otras alternativas. En el
primer caso se ofrece un servicio básico y muy económico, mientras
que en la segunda el servicio suele tener alguna componente de valor
agregado y por los volúmenes que puede llegar a involucrar se suele
sumar a la propuesta de valor una mejor atención al cliente.
Atender bien a los
clientes no es una obligación para ninguna empresa, es simplemente una
componente más de la propuesta de valor. Y los clientes compararán
una propuesta de valor con otra y tomarán la decisión que crean
adecuada.
Muchas veces se habla de
deleitar al cliente, lo cual no está ni bien ni mal. Es un concepto
que se intenta aplicar de manera irrestricta y se considera como una
obligación... y en eso consiste el error. Pero de este concepto voy
a hablar en otro post.
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