¿Es necesario implementar normas ISO?
Cada costo adicional en el que
incurrimos debe a su vez tener su contraparte en el valor percibido
por el cliente, de lo contrario estaríamos incrementando los costos
sin obtener ningún beneficios. Implementar y sostener un sistema de
gestión es algo costoso. ¿Vale la pena hacerlo?
Volviendo a la cuestión del
valor, la única forma de justificar la implementación de un sistema
de gestión, ya sea bajo las normas ISO o cualquier otra norma, es si
nuestro cliente percibe un incremento de valor. Este incremento tiene que verse reflejado en un precio diferencial en relación
a nuestros competidores, claro está. Sin embargo, en la mayoría de
los casos, a menos que se trate de clientes corporativos o B2B, los
clientes ni siquiera saben lo que es un sistema de gestión. Incluso
para quienes lo sabemos, nos resulta irrelevante en la mayoría de
los casos. No me imagino prefiriendo un supermercado a otro porque
tenga la certificación ISO. En general los consumidores miramos muy
poco este tipo de cosas.
En lo que se refiere a B2B la cosa
cambia. Porque en muchos casos los clientes exigen esta norma. En
esos casos se puede entender ya como un requerimiento de la operación
y si bien se puede argumentar que en realidad estar certificado no agrega valor, no estarlo lo destruye.
Sin embargo hay un tercer caso, y
es el de los negocios B2B que se preocupan por certificarse cuando en
realidad sus clientes no percibe un valor adicional por esta
certificación. En este caso, que es el más complejo, hay que saber
detectar cuando nuestro cliente aprecia esta certificación, de lo
contrario es mejor ahorrarse el esfuerzo y el dinero.
En definitiva, si por tener una
certificación no podemos incrementar nuestras utilidades, entonces
no tiene sentido tenerla. Como todo, el costo debe ser menor que el
beneficio. Y esto cuenta también para ONGs y entes gubernamentales, que no miden su beneficio en términos monetarios.
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