Externos para el cambio
Cuando una organización tomó
la decisión de realizar grandes cambios no basta con los esfuerzos
internos, es necesario que algún externo se involucre en este
cambio. Esto es conveniente tanto desde el punto de vista político
como del conocimiento que trae este tercero.
Si una organización quiere
realizar un cambio importante implica que hasta el momento ha operado
de una forma muy particular, lo que trae consigo una gran inercia que es
necesario vencer. El primer fracaso es querer que las personas que
condujeron la organización hasta ahora hagan el cambio radical que
se necesita. Este nuevo líder para el cambio puede provenir de
dentro de la estructura, pero deberá tener algunas cualidades muy
especiales.
Independientemente de que el
líder del cambio provenga de dentro o fuera de la estructura de la
empresa, tendrá que tomar medidas impopulares y que generarán un
desgaste importante en la organización. Por otro lado, también
deberá detectar los elementos que más se opongan al cambio y deberá
eliminarlos rápidamente, para evitar que se enquisten y frustren el
plan de transformación.
Si el líder del cambio carga
con todas esas responsabilidades terminará erosionando su figura,
por eso es recomendable que un externo o grupo de externos lo
acompañen. Estos externos se van a ir una vez que termine su trabajo
y por lo tanto no van a pensar en “¿qué será de nosotros luego
si hacemos esto?”. Es su trabajo y lo harán. Podrán señalar sin
problemas a quienes se opongan al cambio y una vez que el externo los
señale será más fácil quitar a estas personas de la estructura.
El externo además puede sugerir las medidas más duras y las
personas lo verán a él como el autor de esto, dejando al líder
"limpio" para que pueda conducir a la organización después de esta
primera etapa del cambio. El externo puede generar conflictos que son
necesarios para el cambio, pero que muchas veces las personas que
están dentro de la organización no pueden desatar.
Un externo, en esta situación,
puede actuar como un tornado, haciendo las cosas que nadie quiere
hacer y no teniendo que convivir después con los “heridos” del
cambio. Además un externo puede ayudar al líder del cambio a pensar
en nuevas ideas, porque trae un conocimiento distinto.
Para hacer un gran cambio es
imprescindible que se involucren externos que luego se desvanezcan.
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