KPIs que empeoran... rentabilidad que mejora
Los KPIs no siempre
tienen que mejorar. Muchas veces existe esta obsesión por que el
indicador “dé bien” y en realidad lejos de buscar que el
indicador mejore constantemente, lo que se debe hacer, es que el
indicador se mantenga en un intervalo determinado. El único KPI que
debe mejorar constantemente es el de la rentabilidad. El resto deben
ajustarse a la estrategia. Y en el caso de las operaciones, a la
estrategia de operaciones.
Las órdenes pendientes
de entrega siempre deben ser tales que se adapten a lo que nuestra
propuesta de valor ofrece. Si somos un correo de los más costosos y
prometemos entregar en 24 hs en cualquier parte del país, entonces
las entregas pendientes no deben tener una antigüedad mayor de 24
hs. Si somos una empresa distribuidora de artículos de limpieza,
nuestro nivel de órdenes pendientes deberá ser definido, entre
otras cosas, en función del stock que se desea tener y de lo que se
les promete a los clientes. El KPI en este último caso deberá
oscilar en un intervalo definido. Si baja demasiado, entonces es
peligroso, porque significa que la empresa podría estar operando, por ejemplo, con un stock mayor al necesario. Si sube demasiado, claro, no estamos cumpliendo lo que prometimos a nuestros clientes.
Para decirlo de nuevo,
los KPIs no deben ser “perfectos”, deben reflejar las decisiones
estratégicas que ha tomado la compañía y deben a su vez
ser indicadores claros de si estas decisiones estratégicas se han
implementado adecuadamente o no. Es común creer que los costos deben
bajar constantemente, pero costos demasiado bajos pueden implicar
cambios en la especificación. Por eso no es posible observar un KPI
de forma aislada, sino la evolución de todos ellos en su conjunto,
para validar que evolucionan según lo esperado.
Los KPIs se diseñan para
medir algo en particular, en un contexto específico. Por eso si
evolucionan fuera de su rango, tal vez incluso no sean los KPIs que
se necesita y terminen ofreciendo una versión tergiversada de la
realidad.
¿Cómo evaluar mis nuevos procesos?
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