Operaciones para emprendedores: Procesos desde el día cero
Ante el dinamismo, la preocupación
por un negocio en desarrollo o mismo debido a lo incipiente del
proyecto, muchos emprendedores olvidan abordar el tema de los
procesos. Por eso, mi más sano consejo es que desde el principio hay
que trabajar sobre los procesos. ¿Cómo hacerlo?
No es lo mismo hablar de procesos
para un emprendedor, para una pequeña empresa o para una
multinacional. Varían muchas cosas, la primera de ellas el volumen
de las transacciones y la cantidad de procesos. Analicemos ambas
variables.
Cuando uno tiene un proceso que
genera millones de transacciones, cada insignificante actividad está
estudiada y formalizada. Sin embargo, a medida que la cantidad de
transacciones baja, el proceso se torna más general y flexible.
Incluso el más incipiente emprendedor puede desarrollar procesos
para las cosas que va haciendo. No se trata de una secuencia de
actividades claramente definida, peor sí de una serie de pasos, tal
vez algo difusos, que es necesario pensar y estudiar.
Tomemos como ejemplo el pago a los
proveedores. El emprendedor puede definir un listado de proveedores a
los que se les pagará primero. Una vez que se haya asegurado el pago
a estos proveedores clave, procede a pagarles a los demás. El pago
lo realiza sólo cuando cuenta con el dinero en mano, o bien según
la planificación de ingresos. Luego registra el pago en la planilla
de cálculos donde lleva los flujos de fondos diarios.
En el ejemplo, se trata de un
proceso muy sencillo, pero todos esos pasos se han determinado
después de una reflexión sobre cuál es la mejor forma de operar.
Es posible que para armarlo el emprendedor haya consultado con su
grupo de personas cercanas o de confianza.
El emprendedor también tiene que
tener disciplina operativa y seguir el proceso que ha desarrollado:
esto último suele ser lo más difícil. Porque ante la primer
presión las personas solemos apartarnos de los procesos. Imagino a
un proveedor presionándolo para que pague y el emprendedor saca la
chequera y le hace un cheque. Al romper con su propio proceso, puede
entonces poner en riesgo su operación en el futuro cercano.
Por otro lado un emprendedor no
tiene porque tener muchos procesos, basta con una docena. No es
cuestión de obsesionarse y comenzar a burocratizar lo que no es
necesario.
Cuando el negocio crece un poco,
los procesos ayudan a delegar y a poder evaluar el trabajo de quienes
nos ayudan con nuestro emprendimiento.
Los procesos tienen que estar
presentes desde el primer día en cualquier organización. Sin
procesos, corremos el riesgo de olvidar lo que aprendimos o de
ignorar los consejos que nos dieron.
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