No hay mejoras sin proyectos
Se suele hablar mucho de la mejora
continua, pero poco de los proyectos de mejora. Una acción de mejora
que no está enmarcada en un proyecto corre no sólo el riesgo de
fracasar, sino el de sentar un precedente de que “acá no se puede
hacer nada”. Por eso es importante estructurar las distintas
mejoras productivas y de procesos en un proyecto.
Un proyecto tiene una determinada
jerarquía que lo posiciona en la organización de una forma
distinta. Es posible boicotear o ignorar una acción aislada, pero
algo con el tenor de un proyecto es imposible de pasar por alto.
Pero no se trata sólo de una
jerarquización, sino que existen metodologías para llevar adelante
los proyectos que, si bien no garantizan el éxito, al menos nos
aseguran que estamos haciendo las cosas bien. Sin embargo, hay que
tener cuidado con todas estas metodologías, porque suelen ser
bastante burocráticas y a veces hasta muy poco prácticas. Sin
embargo se puede tomar cualquiera de ellas y adaptarlas a nuestra
organización. Siempre es bueno que haya alguna metodología que nos
guíe, pero sobre todo para que la organización en su conjunto
comprenda lo que estamos haciendo.
Por otro lado, todo proyecto
tendrá que cumplir con determinados requisitos. En el caso de un
proyecto de mejora operativa o de procesos, la estructura de
proyecto, además de ayudarnos a llevarlos desde el diseño a la
implementación, nos ayuda también a medir el resultado, es decir a
ponderar si esta iniciativa concretada rinde o no sus frutos. Parece
trivial resaltarlo, pero son muchas las iniciativas que se van
perdiendo en el tiempo y nadie logra entender si en definitiva se
obtuvieron o no los resultados previstos.
Cualquiera sea el proyecto de
mejora continua o de procesos es importante que haya un responsable
del mismo. Sin responsable las cosas se pierden, se disipan. A veces
incluso es bueno que algún externo esté a cargo del proyecto, si es
que se trata de un proyecto importante, porque de esta forma se
limitan los problemas políticos que pueda haber y se reducen las
fricciones en la organización. Además hay un recurso dedicado
enteramente a ese proyecto que no tiene injerencia alguna en otros
temas, asegurando el foco necesario. La sugerencia para que se
contrate un externo corre sobre todo para las organizaciones que
tienen un bajo caudal de proyectos, porque de esta forma no tienen
que tener a alguien que sólo trabaje cuatro de los doce meses del
año.
Una buena iniciativa de mejora
continua, operativa o de procesos, si no está enmarcada dentro de un
esquema de proyecto que la jerarquice y le dé metodología puede
terminar desapareciendo. Un responsable que se encargue del proyecto
de principio a fin es el otro punto que contribuye enormemente al
éxito del proyecto. En estos casos un externo siempre puede ayudar a
aceitar las cuestiones organizacionales y a reducir los costos.
Comentarios
Publicar un comentario