¿Qué son las operaciones?
Se habla mucho sobre las
operaciones, pero a veces sin terminar de definir este término: lo
cual lejos de ser una cuestión filosófica tiene implicancias
directas sobre el resultado de la empresa.
Todos entendemos lo que
queremos decir cuando hablamos de un “trabajo operativo”: es
aquel que se suele repetir y tiene un alto grado de homogeneidad. Y
este puede ser un buen principio para definir las operaciones:
repetitivas y estandarizables.
Esto último quiere decir
que todo lo que hace una empresa tiene algo de operaciones: y es
cierto. Una vez alguien me dijo que “todo es operaciones”, pero
no creo que una definición tan amplia pueda ayudarnos a entender más
el tema.
Cuando hablamos de las
operaciones de una empresa nos referimos a todas aquellas tareas,
actividades o procesos cuya finalidad es producir y hacer disponible
el bien o servicio para el cliente, y me refiero al cliente en el
sentido amplio, en donde el cliente es aquel destinatario de mi bien
o servicio. Por eso en general las áreas contables o eminentemente
administrativas no suelen considerarse dentro de las operaciones,
aunque se trate de tareas repetitivas y estandarizables.
Esta separación entre
las operaciones y “el resto” parece poco útil a primera vista,
pero nos permite diferenciar aquello que es un mero costo (algo por
lo que el cliente nunca nos va a querer pagar) de aquello que no lo
es. Las operaciones agregan valor al cliente, “el resto” no.
Esto no le quita
importancia a las otras actividades, porque sin ellas la empresa no
podría subsistir o incluso tampoco sería capaz de generar ese
producto o servicio. Pero el cliente nunca se fijará en ellas,
aunque sí en las operaciones: porque son las que le terminan
ofreciendo esa experiencia de compra que el cliente busca.
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