El concepto de paquete de valor
Oímos hablar mucho de propuesta
de valor, pero esta propuesta se debe traducir luego en un producto o
servicio concreto, debe materializarse. La propuesta de valor es aquello que le ofrecemos a nuestro cliente, lo cual incluye la experiencia que
tendrá con nuestro producto o servicio. Sin embargo, para concretar esta propuesta es necesario diseñar un
paquete de valor que llegue finalmente al cliente.
Parece una diferenciación
académica, pero no lo es, tiene implicancias prácticas. Muchas
veces se define la propuesta de valor y se olvida que todo ello debe
luego plasmarse en un paquete, que incluye productos y servicios, así
como las experiencias que tendrá el cliente. Este paquete de valor
no es algo abstracto, sino que es directamente al input necesario
para poder diseñar las operaciones.
Mi propuesta de valor puede ser
“cocina griega en un ambiente agradable”. Para ello necesito un
paquete de valor compuesto por: lugar, ambientación, servicio,
comida, etc. Los componente de valor tienen que elaborarse de forma
detallada. Para este ejemplo es necesario dar algunas definiciones
para el servicio: mozos con uniformes que recuerden a Grecia,
atención buena y de calidad, pero no lujosa, etc. Claro que primero
es necesario definir la estrategia de operaciones, para luego pasar a
definir el paquete de valor. Finalmente, una vez que se define el
paquete de valor es posible entonces diseñar las operaciones para
que “produzcan” dicho paquete.
Dentro de los componentes del
paquete de valor existen dos clases: los centrales, que son aquellos
que hacen a la esencia de la propuesta de valor y los de soporte.
Todos son importantes, pero distinguirlos no es sólo un ejercicio
intelectual, sino que tendrá un impacto directo en el diseño de
las operaciones: los mayores costos deben estar en los centrales, al
igual que el foco de la operación.
En general, todo se tiende a hacer
en un solo paso: diseño de la estrategia de operaciones, del paquete
de valor y de las mismas operaciones. Esto trae, como siempre que no se
hacen las cosas de forma metodológica, el riesgo de definir especificaciones
equivocadas o incoherentes entre sí. Un análisis formal que siga
los pasos sugeridos en esta entrada nos ayuda a definir las cosas
bien desde el principio, con el consecuente ahorro de costos por
retrabajo.
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