El business case como herramienta posible
Después de haber denostado con
tanta fuerza al business case, me pareció prudente dar algunas
indicaciones para su buen uso, ya que es innegable que como
herramienta tiene sus ventajas.
El primer punto y en consonancia
con una de las principales debilidades de la aplicación práctica
que se hace hoy de los business case, es que en estos sólo debe
incluirse aquellos ahorros o ganancias reales. Es decir todo aquello
que implique un egreso o ingreso real para la organización. La
reasignación de recursos, mientras estos recursos sigan implicando
una erogación, no pueden considerarse un ahorro.
Un típico ejemplo de esto último
es el ahorro de espacio. Se puede ver en algunos business case el
ahorro de metros cuadrados, porque no se asignarán más a
determinado trabajo luego de esta inversión, sino que se ocuparán
para otra cosa. En este caso, no hay un ahorro real, porque no se
paga menos alquiler. Algunas voces pueden decir que al dejar ese
espacio libre, se utiliza para una actividad más productiva... pues
bien, en ese caso, esa nueva actividad más productiva debería ser
un ingreso para el business case.
El segundo punto es que se debe
hacer un seguimiento de estos ingresos/egresos que se han consignado
en el business case. Pero los mismos deben demostrarse de forma real.
Después de realizar la inversión la factura de teléfono, la de
energía, los salarios, deben mostrar una disminución real. Si las
facturas no reducen sus importes, entonces no hubo ahorro, sólo
reasignación de costos.
Un último punto es asegurarse de
volcar todo el riesgo en la tasa de descuento y no en los flujos. Se
deben incluir incluso flujos de los cuales no se tiene absoluta
certeza, para luego castigar el proyecto con una tasa mayor. Pero no
al revés. El proyecto o la inversión deben estructurarse desde el
punto de vista de las operaciones y no desde el punto de vista del
riesgo. Para esto último está el área de finanzas, que nos dará
la tasa que corresponde: no debemos anticiparnos.
Si son preparados con la debida
prudencia y método los business case pueden resultar muy útiles,
siempre acompañados de otras herramientas que soporten el proceso de
toma de decisión. De lo contrario pueden llevar a la organización a
invertir en los proyectos equivocados.
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