Procesos para el cambio
Si definimos los procesos como “la
forma en que se hace una determinada cosa”, entonces todos lo
cambios que una organización desea realizar impactan directamente
sobres sus procesos. Esto parece una obviedad, pero generalmente se
suele pasar por alto al momento de implementar el cambio.
Esta definición general de “la
forma en que se hace una determinada cosa” parece demasiado vaga e
incluso puede recordar mucho a la definición de cultura
organizacional. Sin embargo, mientras la cultura apunta a la
generalidad de “las cosas”, los procesos apuntan a una
“determinada cosa”. De más está decir que la cultura influencia
los procesos.
Si se busca implementar un cambio
organizacional importante seguramente sea necesario realizar cambios
en la cultura de la organización. Asumamos por un instante que se
trabaja directamente sobre la cultura y que esta comienza a cambiar.
Entonces, si como dijimos antes, la cultura influencia los procesos,
el camino natural es que se comience a revisar los procesos para
adaptarlos a la nueva cultura.
Por otro lado ese cambio en la
cultura también puede venir inducido a través de los cambios en los
procesos. Porque si queremos generar una cultura de la transparencia
en la asignación de recursos, entonces se puede comenzar a forzar
esta transparencia a través de cambios en el proceso de
presupuestación y su posterior control.
Si hablamos de otros cambios de
menor envergadura, es imposible imaginar un cambio que tenga un
impacto real sin que haya que alinear los procesos existentes. Estas
modificaciones en los procesos se hacen de hecho, pero muchas veces
no se plasman en la documentación o tal vez no se comunican
apropiadamente al resto de la organización.
En cualquier caso, los procesos
siempre terminan en el epicentro de cualquier cambio si es que
queremos que se mantenga la coherencia en la organización. Incluso
un trabajo sobre los procesos de la organización puede ayudar a catalizar el cambio.
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