Los sistemas no son los procesos
Existe una confusión muy
habitual entre sistemas y procesos. Se tiende a pensar que basta con
implementar un sistema para tener procesos, cuando en realidad se
trata de dos cosas completamente distintas.
Un sistema informático
es una herramienta que contribuye, siempre dentro de los procesos, a
simplificar algunas tareas. Implementar un sistema para
consecuentemente formalizar procesos es el equivalente a tomar un
destornillador y luego aprontarse a hacer una reparación. ¿No es
evidente que primero tenemos que analizar qué es lo que queremos
reparar y luego seleccionar las herramientas?
Esta confusión a la que hacía referencia al principio no es conceptual, porque todos entienden que los
sistemas no son los procesos. Pero en la práctica se actúa de
manera diferente, porque primero se selecciona el sistema y luego se
desarrollan los procesos en función del sistema seleccionado. Lo que
equivale a asumir que el sistema proveerá de procesos a la
organización.
El sistema informático
sólo contempla una parte del proceso al que afecta, hay muy pocos
sistemas que incluyen al proceso de punta a punta. En general,
incluso en aquellos sistemas denominados “world class”, sólo el
registro del resultado del proceso se realiza dentro del sistema. El
resto de las actividades se hacen por fuera con información que sale
del sistema y se procesa con planillas de cálculo u otras
herramientas. Están además los procesos de decisión, que no están
incluidos dentro del sistema, sino que generalmente se operan por
fuera.
Por eso el diseño del
proceso no puede ser nunca reemplazado por un sistema, sino que dicho diseño debe incluir el detalle de todas las
herramientas que se necesita para soportarlo y hacerlo viable.
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